Cuando en septiembre de 2003 "Escuadrones de la muerte" se exhibió en el Canal Plus de Francia generó un revuelo periodístico internacional con muy pocos antecedentes, especialmente tratándose de un documental sobre la represión militar y la problemática de los derechos humanos.
Buena parte de la atención mediática se debió a que el film de Marie-Monique Robin desnuda de manera muy documentada e impiadosa la participación de veteranos generales franceses en el entrenamiento y adoctrinamiento de los represores latinoamericanos con técnicas de inteligencia, contrainsurgencia y tortura aplicadas durante las guerras de Indochina y de Argelia de los años 50, pero también por los testimonios descarnados de militares y ex funcionarios de las últimas dictaduras, como Manuel Contreras, el temible jefe de la DINA chilena, y los argentinos Ramón Genaro Díaz Bessone, Albano Harguindeguy o Reynaldo Bignone.
Al parecer, la directora Marie-Monique Robin entrevistó a los partícipes de la denominada guerra sucia haciéndose pasar por una historiadora de extrema derecha y apelando en muchos casos a la utilización de una cámara oculta. Así, más allá de los reveladores resultados obtenidos -como la contundente admisión de los métodos de represión ilegal-, este documental abre de manera inevitable otro complejo debate: qué métodos y recursos son lícitos o no para concretar una investigación periodística.
Con una estructura televisiva clásica -la directora no se propone audacias o experimentaciones narrativas de ningún tipo-, "Escuadrones de la muerte" aprovecha cada uno de los 61 minutos del relato para ofrecer datos, testimonios o documentos de este germen de lo que posteriormente se conoció como Plan Cóndor, que sirvió para que las fuerzas de seguridad sudamericanas intercambiaran informaciones y acciones para el combate de los distintos grupos subversivos.
Uno de los aspectos más curiosos de "Escuadrones de la muerte" tiene que ver con "La batalla de Argel", film del italiano Gillo Pontecorvo (del que aquí se utilizan varios fragmentos), que denunció los abusos y las atrocidades de los franceses en las guerras coloniales, pero que -paradójicamente- sirvió como material didáctico para el adoctrinamiento de los soldados latinoamericanos por su minuciosa e impecable reconstrucción de los métodos utilizados para combatir a los grupos terroristas africanos. Así, este trabajo de Robin surge como un muy interesante documento dirigido a aquellos interesados en conocer cada vez con mayor profundidad y en toda su dimensión los aspectos menos conocidos de una época dominada por la violencia y el horror. (fotograma.com)
Buena parte de la atención mediática se debió a que el film de Marie-Monique Robin desnuda de manera muy documentada e impiadosa la participación de veteranos generales franceses en el entrenamiento y adoctrinamiento de los represores latinoamericanos con técnicas de inteligencia, contrainsurgencia y tortura aplicadas durante las guerras de Indochina y de Argelia de los años 50, pero también por los testimonios descarnados de militares y ex funcionarios de las últimas dictaduras, como Manuel Contreras, el temible jefe de la DINA chilena, y los argentinos Ramón Genaro Díaz Bessone, Albano Harguindeguy o Reynaldo Bignone.
Al parecer, la directora Marie-Monique Robin entrevistó a los partícipes de la denominada guerra sucia haciéndose pasar por una historiadora de extrema derecha y apelando en muchos casos a la utilización de una cámara oculta. Así, más allá de los reveladores resultados obtenidos -como la contundente admisión de los métodos de represión ilegal-, este documental abre de manera inevitable otro complejo debate: qué métodos y recursos son lícitos o no para concretar una investigación periodística.
Con una estructura televisiva clásica -la directora no se propone audacias o experimentaciones narrativas de ningún tipo-, "Escuadrones de la muerte" aprovecha cada uno de los 61 minutos del relato para ofrecer datos, testimonios o documentos de este germen de lo que posteriormente se conoció como Plan Cóndor, que sirvió para que las fuerzas de seguridad sudamericanas intercambiaran informaciones y acciones para el combate de los distintos grupos subversivos.
Uno de los aspectos más curiosos de "Escuadrones de la muerte" tiene que ver con "La batalla de Argel", film del italiano Gillo Pontecorvo (del que aquí se utilizan varios fragmentos), que denunció los abusos y las atrocidades de los franceses en las guerras coloniales, pero que -paradójicamente- sirvió como material didáctico para el adoctrinamiento de los soldados latinoamericanos por su minuciosa e impecable reconstrucción de los métodos utilizados para combatir a los grupos terroristas africanos. Así, este trabajo de Robin surge como un muy interesante documento dirigido a aquellos interesados en conocer cada vez con mayor profundidad y en toda su dimensión los aspectos menos conocidos de una época dominada por la violencia y el horror. (fotograma.com)
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