El director israelí Ari Folman, en competición oficial en Cannes con el documental animado "Waltz with Bashir", sobre el papel de Israel en la matanza de palestinos en Sabra y Chatila (Líbano) en 1982, afirmó que su filme "no es político", sino "únicamente la historia personal de unos soldados". La película es una interesante y muy original reflexión en forma de documental animado sobre el papel de Israel en la terrible matanza de palestinos en Sabra y Chatila (Líbano) en 1982, formato que era el único posible a juicio de Folman para contar una historia de "recuerdos, sueños, alucinaciones y subconsciente". "Habla de la memoria perdida, reprimida, de dónde se fueron nuestros recuerdos", indicó en rueda de prensa el director, que es el protagonista como personaje animado de este documental, con el que ha tratado de contar las vivencias de una serie de soldados que estaban cerca del lugar de los hechos. La película cuenta con testimonios en su mayoría reales, los remordimientos de esos soldados sobre lo que describe como un papel pasivo en la matanza perpetrada en los campos de refugiados de Sabra y Chatila, donde más de un millar de civiles, en su mayoría mujeres y niños, murieron a manos de falangistas cristianos. Según la película y según su director, que defienden las tesis del Gobierno israelí, los responsables fueron únicamente los falangistas, que buscaban venganza tras el asesinato en atentado de su líder, el presidente electo, Bechir Yemayel. "La responsabilidad directa de la masacre no fue de Israel", insistió Folman al ser preguntado por esa cuestión, aunque sí reconoció, y por ello hace un "mea culpa" en el filme, el papel pasivo determinante que jugó el Ejército israelí. "El régimen cristiano del Líbano era aliado del Gobierno de Israel", pero las investigaciones demostraron que los soldados israelíes no participaron en la matanza, señaló el director, que, sobre el papel que jugó el entonces ministro de Defensa, Ariel Sharon, se limitó a señalar: "perdió el trabajo, así que podemos suponer cuánto sabía". Sin embargo, insistió en que se trata de una película "personal", sobre los sentimientos de unos soldados, sobre lo que vieron, oyeron o cuándo se dieron cuenta de lo que estaba pasando en los campos de refugiados, y agregó que nunca tuvo interés "en realizar una investigación sobre los líderes israelíes". Respecto a la recepción que la película podría tener en su país, indicó que espera que sea buena ya que aunque los israelíes pueden irritarse por la forma en que se trata a las fuerzas armadas, "las críticas contra el Ejército en los últimos 20 años han sido mucho mayores que en la película". Y sobre los países árabes, afirmó que "lo más increíble que le podría pasar a esta película es que se viera en los países árabes". Todo el trabajo duró cuatro años, por lo que su presencia en Cannes coincidiendo con el 60 aniversario de la creación del estado de Israel, es sólo eso, "pura coincidencia". (lavanguardia.es). Subtítulos en español.
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